Mario Sierra tiene 22 años y es natural de Castralvo, una pedanía de apenas 300 habitantes a 10 minutos en coche de Teruel. Reivindica la formación profesional en un contexto social infestado por la titulitis, en el que el estudio de grados, posgrados, másteres y demás títulos universitarios parece la única vía de acceso -o, al menos, la mejor- al mercado laboral.
Una promesa muchas veces rota para la generación Z, que descubre en sus primeros días laborables que un título universitario no siempre es garantía de estabilidad.
Mario -también centenial– ha optado por todo lo contrario. Desde su perfil Rural Metal se ha colado en el para ti de un millón de usuarios para explicar consejos de soldadura, demostrando que este oficio también tiene cabida en la era digital.
Pero antes de hablar de Rural Metal es preciso conocer a Mario Sierra.
P. ¿Cuándo descubres tu pasión por soldar?
R. Yo estudié soldadura porque es lo que me apasionó desde el primer momento que me topé con esta profesión. Lo que me enamoró fue ver que, a través de que una máquina y mis manos, podía unir metales y fabricar cosas por mí mismo. También la rapidez con la que se fabrican las cosas, ver los resultados tan pronto de todo aquello en lo que estás trabajando.

Como no podía ser de otra forma, Mario empezó su andadura en el sector del metal estudiando el grado medio de Soldadura y Calderería. Y aunque le hubiera gustado continuar con otra formación reglada, entrar al mundo laboral cambió sus planes: “Como no hay trabajadores, en la empresa que hice las prácticas me insistieron en que me quedara a trabajar porque lo necesitaban”, explica.
Desde entonces, Mario ha seguido aprendiendo de forma autodidacta, de la experiencia de “grandes profesionales con los que he trabajado” o a través de formaciones especializadas. La próxima la fecha en agosto, en Galicia, en lo que serán sus vacaciones de verano entre curso y curso.
Y es que, este soldador no tenía suficiente con enseñar consejos y técnicas de soldadura a través de su teléfono móvil. Mario ha materializado su vocación emprendedora abriendo una escuela de soldadura en Cuarte de Huerva.
Desde una nave del polígono de Valdeconsejo imparte cursos de especialización, que atraen a alumnos desde todos los rincones de España.
Los alumnos -o, más bien, la falta de ellos- es un tema que preocupa al sector del metal en su conjunto. “Yo vengo de trabajar en la obra. Yo he estado relacionado con todos estos gremios. En todos los sitios a los que iba, sin duda, el más joven era yo. El siguiente más joven tenía 45 años”, explica Mario.
Una falta de relevo generacional que se hará todavía más notable con la inminente jubilación del baby boom: “La mayoría de mis compañeros tenían de 55 a 65 años. Cuando se jubilen no va a haber relevo generacional. Y mucho menos en pueblos y comarcas pequeñas. De aquí a 10 años se van a quedar sin profesionales”.
P. ¿La automatización de procesos, por su parte, va a hacer que los soldadores puedan llegar a ser prescindibles?
R. El profesional de la soldadura tiene cabida en todas las empresas porque soldar: unir y fabricar piezas, siempre va a ser necesario. Aunque se automaticen estos procesos gracias a robots, siempre va a tener que haber una persona que alimente las máquinas y las supervise para conseguir los resultados esperados.
En un contexto de trepidante desarrollo tecnológico todavía son más necesarias, por tanto, esas vocaciones profesionales. Así lo indica Mario: “Hay que transmitir a la gente joven que estudiando una formación profesional van a tener trabajo asegurado y unas condiciones muy buenas”. Y se pone a sí mismo como ejemplo: “Van a tener oportunidades laborales de hasta montarse su propia empresa en cualquier parte de España”.